miércoles, 9 de octubre de 2013
De amor y de sexo ( capítulo 8 )
El trío
La extraña pareja llegaron a casa del tercer hombre a la hora señalada y ya subían en el ascensor cogidos de la mano.
Ella estaba inquieta por la expectación y el morbo que sentía, él inquieto por el miedo que tenía a no poder hacerlo.
Una vez en su destino les abrió la puerta un joven de raza negra de unos treinta y tantos años musculado con unos pectorales que parecían sacados del peto de una armadura de la legión romana y con abdominales que eran una auténtica tableta de chocolate de tamaño gigante y no era lo único de gran tamaño que calzaba pues solo le cubría una pequeña toalla que abultaba bastante más de lo habitual.
Tras unas someras presentaciones, y la pertinente invitación a una copa declinada por ambos, ella se desnudó por completo y se arrodilló delante del negro desprovisto ya de su toalla que de todas formas ya no podía cubrir tanta carne.
Carmen beso su glande y lo lamió como si se tratase de la bola de helado de un enorme cucurucho de café y comenzó a introducirla en su boca poco a poco, introduciéndose un centímetro más con cada succión.
Parecía físicamente imposible devorar todo ese falo pero ella parecía estar más que dispuesta a intentarlo mientras Manu la miraba con una mezcla de dolor y morbo, tristeza y excitación.
Ya estaba desnudo pero no sabía que hacer en este tipo de situación totalmente nueva para él: ¿ Debía ponerse junto al otro para recibir también sus caricias orales a pesar de que la odiosa comparación de tamaños le parecía ofensiva ?
Afortunadamente para él no tuvo que decidir nada pues su " novia " lo hizo por él: mirándole pero hablándole al otro dijo con cierta sorna :
- " desvírgalo, rómpele el culo que lo está deseando "
A Manu no le agradaba la idea de ser empalado por esa lanza tan descomunal pues supondría que le dolería mucho y así fue, a pesar de la gran cantidad de lubricante que se puso vio las estrellas.
Ella se había sentado en el sofá abierta de piernas y él a cuatro patas sobre la alfombra le practicaba sexo oral mientras el otro le penetraba cada vez más adentro.
Ella jadeaba excitada doblemente por la acción de la lengua de Manu y por la visión de ese negro vigoroso sodomizando a su compañero y él había dejado de sentir dolor.
Ahora solo sentía placer, mucho placer... Nunca había experimentado algo así y estaba a punto de tener un orgasmo, su primer orgasmo anal pero entonces el negro semental dejó de penetrarle y se fue hacia el sofá donde Carmen le esperaba con los brazos, y todo lo demás, abiertos y comenzó a copular con ella.
Ella sintió dolor los primeros instantes de la embestida, goce los siguientes éxtasis febril durante los intensos minutos en que esa gran verga se deslizaba en su interior hasta que escupió su esperma caliente con tanta fuerza que de no haber llevado puesto un condón le habría inundado el útero.
Carmen dolorida y agotada de tanto placer se abrazaba y besaba con su oscuro guerrero olvidándose por completo de su acompañante el cual seguía en la alfombra con el ojete al rojo vivo y sin haber podido desahogar su calentura mas no le importaba pues su amada si que había disfrutado, sí que había tenido un orgasmo pleno y eso era lo que más valoraba pues el bienestar de su amada era su máxima prioridad.
Continuará...
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