La proposición
Manu estaba más cada vez más contento, más confiado en su valía y en su potencial como persona como hombre y como amante a pesar de que llevaba gran parte de su vida odiándose a sí mismo por no ser otra clase de hombre más al gusto de las mujeres de hoy en día.
Pensaba que quizás en la primera mitad de su vida la había tocado bailar con la más fea, pasarlo mal con frecuencia para ahora, por alguna ley de compensación cósmica, empezar a disfrutar de las cosas buenas de la vida, por fin.
Quizás le tocó ser muy infeliz en el pasado para ahora llevarse toda la felicidad de golpe, para saber el verdadero significado de lo que significa la palabra felicidad.
Algunas noches se despertaba cubierto de sudor, asustado y con la garganta seca tras tener una pesadilla en la que soñaba que nada de lo ocurrido en las últimas fechas era real, que todo había sido un sueño y Carmen solo existía en su mente.
Era lógico, pensaba, que a su subconsciente le costara encajar que ahora su cerebro tuviese tantas endorfinas que manejar, además de que aún no se creía del todo haber tenido tanta suerte en el amor por primera y única vez en su vida.
Cuando esto le ocurría se levantaba a beber un vaso de agua y se quedaba durante un largo rato mirando la foto de su amada hasta que el miedo desaparecía por completo y la dicha volvía a anidar en su pecho pues ya no le importaba sufrir en un sueño porque en su vida real era feliz, justo lo contrario de lo que le había ocurrido desde años atrás, desde que su única relación estable se fue al garete.
Carmen también tenía algún que otro mal despertar por mor de su subconsciente aunque en su caso los miedos eran de naturaleza bien distinta: Soñaba que se enamoraba de Manu que sus caricias, sus mimos, su pasión y devoción le hacían sucumbir a lo que más temía en el mundo... Perder su libre albedrío aunque fuese en parte.
Ella sabía que amar es entregar una parte de ti mismo a otra persona, es renunciar al yo para pensar en el nosotros, amar es adictivo y crea dependencia emocional y física.
Enamorarse, en esta etapa de su vida, solo sería una rémora para sus planes de futuro volviendo del revés su planificado presente y solo se le ocurría una cosa para poner freno a esa posibilidad sin renunciar a la compañía de su recién estrenado compañero de cama: No volver a yacer solo con él.
Sabía que la idea no le haría demasiada gracia a él pero tendría que aceptarlo o renunciar a ella y aunque no era su intención hacerle daño a ese hombre que tanto amor le daba tenía que pensar en sí misma, no era egoísmo ni crueldad sino mera supervivencia.
Manu no se tomó la propuesta con demasiado entusiasmo, la idea de otro hombre tocándola, besándola, penetrándola le ponía enfermo, le volvía loco de celos pero ¿ Qué podía hacer salvo decir que sí ?
La amaba tanto y le estaba tan agradecido por haberle devuelto las ganas de vivir, por esas semanas de cuento de hadas... Y sobre todo no quería perderla así que por muy doloroso que fuera compartirla aceptó la proposición.
Tener una parte de ella era mejor que no tener nada, una parte de ella seguía siendo muchísimo más valiosas que la totalidad de cualquier otra persona para él.
Continuará...
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