No era tarde aún para salvar su matrimonio, sólo tenía que esforzarse por arreglar las cosas lo antes posible, tenía que hallar la forma de mantenerla a su lado y hacerlo ya.
No tenía muy claro en que momento empezaron a torcerse las cosas, en que preciso instante todo comenzó a venirse abajo... Quizás fue cuando se marchó al extranjero a trabajar ya que no encontraba ningún empleo de taxidermista en su ciudad ni siquiera en su país.
Buscó otro tipo de trabajo pero no estaba preparado para hacer ninguna otra cosa, era la profesión de su padre y del padre de su padre, era el negocio familiar y no sabía ni quería nada más.
Los meses que pasó fuera supusieron un cierto distanciamiento pues, digan lo que digan los literatos y creadores de canciones, la distancia sí es el olvido, si el roce hace el cariño la falta de él lo deshace. Ella no le acompañó pues tenía sus propios objetivos laborales que cumplir: Era enfermera y estaba dedicada en cuerpo y alma a sus pacientes, todos la querían y ella les quería a todos aunque a unos más que a otros.
En la habitación 223 había un paciente muy especial para ella, era joven y apuesto además de simpático y buen conversador. Se había roto la pierna izquierda por varios sitios en un accidente de moto. No estuvo mucho tiempo ingresado mas sí el suficiente para sentirse atraída por él e intercambiar sus números de teléfono y cuando su marido le comentó lo frustrado que se sentía por no poder realizar su labor vocacional vio el cielo abierto.
Vio una oportunidad de quedarse sola un tiempo para poder conocer a ese apuesto joven motorista pues hacía tiempo que su vida se había vuelto rutinaria.
No se casó enamorada pero sí ilusionada, esperaba que con el tiempo ese afecto que sentía hacia su novio de toca la vida se volviera amor.
Amor de verdad, amor con mayúsculas de ese del que hablan en las películas y en las novelas, de ese del que nada te importa con tal de estar al lado de esa persona que te hace sentir tan especial.
Mas no fue así, fue a peor su marido la trataba bien y se desvivía por ella pero no la llenaba intelectual ni románticamente y en la cama tampoco la dejaba plenamente satisfecha.
No era que no fuera un buen amante, considerado y esforzado, que sí lo era sino que no despertaba su libido y tampoco ayudaba mucho ese olor a formol, a animales muertos que siempre le acompañaba.
Mientras estuvo fuera, en Sudamérica ejerciendo su labor, ella se entregó en cuerpo y alma a su nuevo amante y este si que la llenaba en todos los sentidos: Le hacía reír con sus bromas, le miraba ensimismada cuando le relataba las historias de sus viajes y aventuras y sobre todo le proporcionaba orgasmos como nadie lo hizo antes.
Su esposo sin embargo lo paso mal, no hubo un solo día que no llorara su ausencia, no hubo un solo día que no deseara llamarla, pues necesitaba oír su voz, mas la diferencia horaria se lo impedía y en cuanto a sus necesidades físicas las satisfacía manualmente y en ocasiones con alguno de los cadáveres con los que trabajaba.
No había suficiente trabajo para disecar animales así que también colaboraba con una empresa de pompas fúnebres.
El tiempo de su separación pasó por fin para él, por desgracia para ella y llegó la hora de volver a estar juntos y él cogió un vuelo anterior al que le había dicho para darle una sorpresa.
Quería aparecer por casa de improviso `para ver como se dibujaba en su cara una sonrisa de felicidad al tenerle de nuevo junto a ella pero la sorpresa se la llevó él y ninguna sonrisa apareció en su rostro, solo una mueca de ira le desencajó el semblante.
Aunque ella también se quedó sorprendida cuando entró en el dormitorio conyugal y la encontró abierta de piernas con ese hombre de piel morena penetrándola sin ningún miramiento, pero no era felicidad lo que veía en su semblante.
Se había quedado muda de la impresión, a pesar de que unos segundos antes no paraba de jadear y gemir con gran estrépito, lo cual le vino bien al marido ya que ella no pudo ni gritar cuando la sangre de su amante le cubrió los pechos y la cara.
No pudo gritar cuando después de atravesar la nuca del motorista, con una de las herramientas que usaba en su trabajo, le aferró la garganta con ambas manos y apretó hasta que la vida de su amada expiró.
Ahora entendía porqué le animaba tanto a marcharse para sentirse realizado, porqué todas las veces que hablando por teléfono o a través de la red le decía que aguantase hasta cumplir su contrato... no lo hacía por él ni por su matrimonio, lo hacía para poder estar con su amante.
Pero a pesar de todo la seguía amando y no iba a dejar que nada les separase, se desharía del cuerpo del intruso pero a ella la prepararía, realizaría su mejor trabajo con ella, la pondría más bella que nunca y nunca envejecería, siempre estaría a su lado.
Definitivamente, aún estaba a tiempo para salvar su matrimonio.
FIN
En la habitación 223 había un paciente muy especial para ella, era joven y apuesto además de simpático y buen conversador. Se había roto la pierna izquierda por varios sitios en un accidente de moto. No estuvo mucho tiempo ingresado mas sí el suficiente para sentirse atraída por él e intercambiar sus números de teléfono y cuando su marido le comentó lo frustrado que se sentía por no poder realizar su labor vocacional vio el cielo abierto.
Vio una oportunidad de quedarse sola un tiempo para poder conocer a ese apuesto joven motorista pues hacía tiempo que su vida se había vuelto rutinaria.
No se casó enamorada pero sí ilusionada, esperaba que con el tiempo ese afecto que sentía hacia su novio de toca la vida se volviera amor.
Amor de verdad, amor con mayúsculas de ese del que hablan en las películas y en las novelas, de ese del que nada te importa con tal de estar al lado de esa persona que te hace sentir tan especial.
Mas no fue así, fue a peor su marido la trataba bien y se desvivía por ella pero no la llenaba intelectual ni románticamente y en la cama tampoco la dejaba plenamente satisfecha.
No era que no fuera un buen amante, considerado y esforzado, que sí lo era sino que no despertaba su libido y tampoco ayudaba mucho ese olor a formol, a animales muertos que siempre le acompañaba.
Mientras estuvo fuera, en Sudamérica ejerciendo su labor, ella se entregó en cuerpo y alma a su nuevo amante y este si que la llenaba en todos los sentidos: Le hacía reír con sus bromas, le miraba ensimismada cuando le relataba las historias de sus viajes y aventuras y sobre todo le proporcionaba orgasmos como nadie lo hizo antes.
Su esposo sin embargo lo paso mal, no hubo un solo día que no llorara su ausencia, no hubo un solo día que no deseara llamarla, pues necesitaba oír su voz, mas la diferencia horaria se lo impedía y en cuanto a sus necesidades físicas las satisfacía manualmente y en ocasiones con alguno de los cadáveres con los que trabajaba.
No había suficiente trabajo para disecar animales así que también colaboraba con una empresa de pompas fúnebres.
El tiempo de su separación pasó por fin para él, por desgracia para ella y llegó la hora de volver a estar juntos y él cogió un vuelo anterior al que le había dicho para darle una sorpresa.
Quería aparecer por casa de improviso `para ver como se dibujaba en su cara una sonrisa de felicidad al tenerle de nuevo junto a ella pero la sorpresa se la llevó él y ninguna sonrisa apareció en su rostro, solo una mueca de ira le desencajó el semblante.
Aunque ella también se quedó sorprendida cuando entró en el dormitorio conyugal y la encontró abierta de piernas con ese hombre de piel morena penetrándola sin ningún miramiento, pero no era felicidad lo que veía en su semblante.
Se había quedado muda de la impresión, a pesar de que unos segundos antes no paraba de jadear y gemir con gran estrépito, lo cual le vino bien al marido ya que ella no pudo ni gritar cuando la sangre de su amante le cubrió los pechos y la cara.
No pudo gritar cuando después de atravesar la nuca del motorista, con una de las herramientas que usaba en su trabajo, le aferró la garganta con ambas manos y apretó hasta que la vida de su amada expiró.
Ahora entendía porqué le animaba tanto a marcharse para sentirse realizado, porqué todas las veces que hablando por teléfono o a través de la red le decía que aguantase hasta cumplir su contrato... no lo hacía por él ni por su matrimonio, lo hacía para poder estar con su amante.
Pero a pesar de todo la seguía amando y no iba a dejar que nada les separase, se desharía del cuerpo del intruso pero a ella la prepararía, realizaría su mejor trabajo con ella, la pondría más bella que nunca y nunca envejecería, siempre estaría a su lado.
Definitivamente, aún estaba a tiempo para salvar su matrimonio.
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario