Manu era un tipo de los que se podían denominar del montón pues no era guapo ni tampoco feo, no estaba gordo ni tampoco era delgado.
Era alto y corpulento de pelo moreno y rizado con un aspecto de lo más corriente aunque no era un tipo del todo corriente pues no solían gustarle las mismas cosas que la mayoría de los hombres.
Estaba lleno de contrastes: Era un soñador con tendencia a ilusionarse a la vez que un pesimista redomado que lo veía todo negro, podía ser tan amable y sonriente como borde y antipático, era unas veces sosegado y tranquilo mientras que otras se mostraba nervioso y cualquier cosa le alteraba pero siempre era honesto, siempre fiel, siempre estaba dispuesto a todo por complacer a la mujer amada y nunca estaba dispuesto a nada para complacerse a sí mismo. Eran esos contrastes, esa riqueza de espíritu lo que hacía que para algunas mujeres fuera encantador mientras que para otras era insufrible.
Una tarde de verano el destino quiso que entrase en el establecimiento donde Carmen trabajaba y la primera vez que la vio la primera vez que sus ojos se encontraron quedó grabado a fuego en su retina en su mente y en su corazón para siempre.
Él comenzó a frecuentar el local con cierta frecuencia para poder verla buscando cualquier excusa para hablar con ella tratando de vencer su timidez natural hasta que incluso se atrevió a pedirle una cita.
Su negativa no le sorprendió, de hecho no esperaba otra respuesta, pues ¿ A que diosa le apetece caminar por la tierra con un mortal ? ¿ Que diosa está dispuesta a dejar que otros dioses la vean de la mano de un mero humano ? Y eso es lo que era para Manu, una auténtica diosa.
Cuando la miraba evocaba uno de sus cuadros favoritos: " El nacimiento de Venus " de Botticelli mas, a pesar de eso, siguió visitándola casi a diario con cada vez menos esperanzas de que pudiera surgir algo entre ambos pero no podía renunciar a estar cerca de ella.
Era un hombre de mediana edad con cierta algo de experiencia en amores y bastante en desamores y pensó que podría controlar sus emociones.Pensó que podría contener un vendaval que podría frenar una avalancha , de detener un huracán y, naturalmente, se equivocó.
Cada vez que la veía sonreír cada vez que olía su perfume que oía su voz, cada vez que se perdía en sus ojos una parte de su corazón le era arrebatado, una parte de su alma dejaba de pertenecerle.
Pese a sus vanos esfuerzos por impedirlo se había enamorado perdidamente de ella pues para alguien como él era imposible mirarla sin admirarla, admirarla sin amarla... El amor, como todo lo realmente importante de esta vida, es sufrido y duele mucho al comenzar como en un parto.
Manu se sentía feliz al estar en su presencia pero a veces era sumamente desdichado pues se sentía afortunado por poder mirarla, afortunado de poder escucharla mas desgraciado de no poder tocarla ni besarla. No verla era un sufrimiento pero, a veces, verla le hacía sufrir aun más.
Quería reir por tener la dicha de ser su amigo y quería llorar por tener la desdicha de no ser su amado, creía no tener ninguna posibilidad de ser correspondido aunque fuese en parte pero de nuevo se equivocó.
continuará....
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