La confirmación
La noche fue bien como era de esperar, tras la tempestad de la pista de baile llegó la calma en forma de cena romántica y al terminar fueron a casa de él como fin de fiesta.
Manu como buen anfitrión estaba deseoso de colmar de atenciones a su compañera por lo que le pidió que, tras desnudarse ambos, se tumbara bocabajo en la cama entonces se subió sobre ella apoyando levemente sus testículos en su ano y mientras acariciaba su blanquecina espalda besaba y lamía su cuello.
La besó con la boca entreabierta dejando asomar la lengua una y otra vez por su nuca, sus hombros, su espalda acariciándolos con su lengua y sus labios de abajo a arriba, de derecha a izquierda con suavidad, recreándose en las zonas más erógenas hasta llegar a su bonito culo.
Hizo resbalar la lengua por la hendidura que separa sus nalgas, la introdujo en su ano y en su vagina, lamió y mordisqueo sus cachas, sus muslos, sus pantorrillas y devoró sus pies introduciendo en la boca los dedos uno por uno.
Carmen gemía experimentando a la vez relajación y excitación cuando él le pidió que diese la vuelta, entonces la besó, mordió su boca con tanta pasión como dulzura,
Recorrió todo su cuerpo rozándola con la yema de los dedos desde el cuello hasta los pies varias veces y con cada acción el sexo de la joven estaba más empapado, el flujo resbalaba entre sus muslos.
Él hizo el mismo recorrido con la lengua, esta vez comenzando por los pequeños dedos de sus pies, subiendo hasta sus muslos hasta quedarse mordisqueando los labios exteriores de su vagina antes de seguir lamiendo su ombligo y subir hasta sus pechos, los cuales recorrió con su lengua muy despacio formando círculos concéntricos de mayor a menor diámetro hasta recrearse chupando sus pezones mientras volvía a acariciar su sexo.
- Me estás matando, Manu. Penétrame ya, por amor de dios !! Exclamó con voz queda
- Aún no, amor mio. primero he de beberme tu jugo.
Le respondió el hombre y acto seguido procedió a lamer su clítoris a la vez que introducía un par de dedos en su agujero genital para aumentar el goce e incrementar el orgasmo que se acercaba inexorablemente.
Ella gritaba y apretaba sus muslos contra la cara de él mientras agarraba con fuerza su cabello cuando se desbordó empapando la boca y la mejilla del hombre, el cual bebió el elixir que brotaba de esa fuente inagotable de deseo y lujuria y antes de que ella bajara las piernas, que seguían apretadas contra su cara, le dijo:
- Ahora sí, cariño. Ahora sí.
Separó sus muslos con toda la delicadeza que le permitía su alto grado excitación y la penetró, por fin.
Los jadeos de ambos iban " in crescendo " en concordancia con los movimientos pélvicos de él que estaba deseoso por soltar su cremosa carga mas quería darle a su amante el tiempo suficiente para poder acompañarle en su clímax.
Para lograr tal fin le pidió que cambiase de postura, ella lo hizo y aunque fueron solo unos segundos los que su cueva estuvo vacía se le hicieron eternos.
Se posicionó apoyándose en manos y rodillas y gritó de placer al sentir de nuevo el ardiente falo en su interior, ahora gozaba aun más pues él se movía con más frenesí hasta que eyaculó soltando un aullido de placer junto a su fluido seminal y ella le siguió unos segundos más tarde con un nuevo y más intenso orgasmo.
Continuará...