jueves, 15 de agosto de 2013

La pequeña huérfana ( Epílogo )

                                 El origen




     Camille Strazos tenía diez años cuando empezó a consumir todo tipo de sustancias químicas, drogas de diseño, alucinógenos varios, etc.
  Su adicción comenzó con las palizas de su padre alcohólico y cocainómano, con las humillaciones, las vejaciones y los abusos sexuales.


   Tenía doce años cuando su madre, también alcohólica, murió por intoxicación etílica aunque la verdad es que no lamentó mucho esa pérdida. Más bien se alegró pues la odiaba por no darle cariño, por no protegerla de su padre, por no hacer nunca nada por ella..era su pequeña y se suponía que tenía que cuidar de ella.

     Tenía trece años cuando guardó un cutter bajo la almohada y esperó la visita de su padre que desde que enviudó eran cada vez más frenuentes.
  Le espero, le degolló y contempló como moría ahogado en su propia sangre tras ello se marchó para siempre de esa casa que nunca fue un hogar para ella.

  Vagabundeó, se prostituyó, malvivió por las calles con su incipiente barriga que alojaba al fruto de las violaciones de su progenitor, el hijo y el nieto de su propio padre hasta que un tipo que afirmaba ser cirujano contactó con ella y le ofreció sus servicios.

  Tenía casi catorce años cuando murió en la mesa de operaciones de aquel infectó quirófano en aquel sótano inmundo. Era poco más que una niña cuando su cuerpo aún caliente fue arrojado a las cloacas de la ciudad.
  Camille murió pero el feto no, sin saberlo sin pretenderlo hizo que lo su madre nunca hizo por ella: protegerla, cuidarla pues su cuerpo se convirtió en una especie de crisálida dentro del cual el feto se convirtió en bebé y el bebé en una niña.

     Nadie puede saber si fueron las sustancias químicas que atiborraron su cuerpo o la obra de un ser superior lo que hizo que esa recién nacida, tras años de gestarse en un cadáver, tuviese el desarrollo de una niña de nueve años no solo físico sino también mental, incluidos los recuerdos de su madre.
  Además de una terrorífica mutación que hacia que estuviese cualquier cosa menos indefensa.

  La niña, que nunca tuvo un nombre, nació huérfana fruto del dolor y del sufrimiento  de la desesperación y la locura febril de las drogas.
  Vino al mundo con una insaciable sed de sangre y hambre de venganza y satisfaría esas ansías con gente que se lo mereciera pero también con cualquiera que se cruzase en su camino. 
  Ese era su legado y ese era su destino.








                                      Fin
  

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