Patricia conducía por la casi desierta carretera tarareando una de sus canciones. Era cantante de orquesta y la habían contratado, junto a sus compañeros, para actuar en una boda de alto copete. Sus compañeros músicos salieron antes que ella hacia el lugar del evento pues ella tenía algunos asuntos que terminar antes de partir, concretamente revisar y puntuar exámenes. Algún día esperaba ganarse la vida con su voz pero de momento daba clases de música e idiomas a niños para poder pagar las facturas. Algún día se dedicaría en cuerpo y alma a su gran pasión y llenaría pabellones, plazas de toros e incluso estadios olímpicos pero por ahora era feliz actuando en pequeños locales, escenarios de ferias rurales y salones de boda. Corrían malos tiempos para la lírica y cada ocasión de actuar frente al público era un bendición para ella, tenía los pies en el suelo y era sabedora de que la carrera al estrellato era ardua y muchos se quedaban en el camino pero ella no se rendiría jamás, a sus 23 años sabía que tenía mucho tiempo por delante y era inasequible al desaliento. Llegó a su destino y aparcó su auto, junto a la furgoneta de su grupo, en el lugar que les habían reservado los organizadores del evento aunque se sorprendió de que ni estos ni sus compañeros salieran a recibirla. No se paró a pensar en eso sino que sacó su maleta, en la que portaba sus vestidos y demás parafernalia para actuar, y se dirigió a la entrada trasera por la que suelen entrar los artistas en estos casos. Llamó al timbre pero no hubo respuesta alguna por lo que asió su móvil para llamar a alguno de sus compañeros mas no llegó a marcar ningún número... La puerta se abrió de par en par pese a no haber nadie al otro lado. Patricia entró con alguna reticencia, si estuviese en una peli de terror pensaría que se encaminaba a una trampa segura pero era la vida real y no esperaba encontrarse zombis o psicópatas con máscaras de hockey y moto-sierras esperándola al final del apenas iluminado pasillo. Aun así, algo extraño estaba pasando: ¿ Dónde estaban sus compañeros ? Era ya cerca de la medianoche pero jamás se hubieran ido a dormir sin asegurarse de que había llegado bien y ¿ Dónde estaba el dueño del local o el relaciones públicas o al menos el vigilante nocturno ? No era su cumpleaños ni el aniversario de nada por lo que la posibilidad de un recibimiento sorpresa no era viable. - ¿¡ Hola !? ¿¡ Hay alguien ahí !? - Inquirió con voz trémula mas no hubo más respuesta que el silencio, el único sonido que percibía era el de los tacones de sus zapatos al caminar cada vez más deprisa. Solo las luces de emergencia iluminaban el camino hasta el salón de actos y allí un foco dirigido hacia el centro del escenario era la única luz de la estancia, de hecho era la única luz de todo el interior del edificio... Patricia empezaba a sentir miedo pero su profesionalidad se imponía ante todo así que se subió al escenario y tras comprobar que funcionaba el sistema de sonido comenzó a aclarar la voz para ponerse a cantar... " Dos culpables para una mentira " fue el tema que eligió, pues era uno de los que más le gustaban y más éxito tenían en sus actuaciones, esperaba tranquilizarse un poco cantando a capela pero nada más entonar las primeras estrofas percibió movimiento... Desde las salidas de emergencia, en dirección hacia el escenario, figuras humanas se acercaban caminando despacio y en silencio. Eran al menos una veintena todos parecían hombres, todos eran altos y delgados. Se detuvieron al pie de la tarima y la artista siguió cantando ahora con más fuerza y pasión que nunca pues tenía público y aunque sus intenciones fuesen hacerle daño, quizás, ella nunca siempre lo daba todo ante su publico, fuese el que fuese. Los extraños no hicieron ademán de subir al escenario sino que se se quedaron al pie de este escuchando atentamente y al estar tan cerca de la luz, aunque sin que les tocara, la artista pudo vislumbrar sus rasgos faciales en parte. Pudo ver sus enormes ojos de grandes pupilas sin iris, sus faces totalmente exentas de color no que que fuesen pálidos es que su piel era casi transparente como la de los peces abisales, criaturas que nunca han recibido un solo rayo de sol. Y sobretodo, pudo ver sus dentaduras sobresaliendo de sus bocas entreabiertas con sus enormes y afilados colmillos amenazándola...
Ella seguía sin creer en zombis ni criaturas del más allá pero tenían toda la pinta de ser vampiros los que le ejercían de público esa noche, sin embargo lo más desconcertante fue lo que ocurrió a continuación los ojos sin pupilas de esos seres casi mostraron una emoción, casi parecían tener ganas de llorar como si por primera vez en toda su existencia hubiera algo que les hiciera sentir mejor que matar, que saborear la sangre de personas, como si algo les recordase lo que era disfrutar de los placeres de estar vivo, placeres como la música. Mientras Patricia seguía cantando con toda la pasión de la que era capaz, y era capaz de mucha, los seres nocturnos se miraron unos a otros y sin intercambiar una palabra se movieron, de forma disciplinada, dejando una vía libre desde el escenario hasta la salida al exterior. Patricia entendió la situación al momento: Solo tenía una oportunidad de salvarse y la iba a aprovechar...se quitó los zapatos de tacón alto, saltó del escenario y echo a correr. Mientras corría el alivio por su inminente libertad se mezclaba con un profundo pesar pues su corazón le decía que sus compañeros no habían corrido la misma suerte. Corrió hasta estar fuera del local, hasta llegar al coche, lo puso en marcha y salió lo más rápido que pudo conduciendo hacia un nuevo amanecer mientras su mente aún no terminaba de asimilar lo que acababa de pasar. No podía creer en vampiros ni muchos menos en vampiros melómanos por lo que pensaba que quizás se trataba de una secta de asesinos que se disfrazaban para causar aún más pavor a sus víctimas antes de matarlas.. De cualquier modo lo que de verdad importaba era que les había vencido con su mayor y única arma: su voz. Nunca sabría si fue el timbre de su voz, la apasionada interpretación, la elección de la canción o una amalgama de todo ello lo que la salvó mas fuese lo que fuese su sueño de ganarse la vida con su arte acababa de cumplirse: Estaba viva por hecho la mejor actuación de su vida. FIN
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El origen Camille Strazos tenía diez años cuando empezó a consumir todo tipo de sustancias químicas, drogas de diseño, alucinógenos varios, etc. Su adicción comenzó con las palizas de su padre alcohólico y cocainómano, con las humillaciones, las vejaciones y los abusos sexuales.
Tenía doce años cuando su madre, también alcohólica, murió por intoxicación etílica aunque la verdad es que no lamentó mucho esa pérdida. Más bien se alegró pues la odiaba por no darle cariño, por no protegerla de su padre, por no hacer nunca nada por ella..era su pequeña y se suponía que tenía que cuidar de ella. Tenía trece años cuando guardó un cutter bajo la almohada y esperó la visita de su padre que desde que enviudó eran cada vez más frenuentes. Le espero, le degolló y contempló como moría ahogado en su propia sangre tras ello se marchó para siempre de esa casa que nunca fue un hogar para ella. Vagabundeó, se prostituyó, malvivió por las calles con su incipiente barriga que alojaba al fruto de las violaciones de su progenitor, el hijo y el nieto de su propio padre hasta que un tipo que afirmaba ser cirujano contactó con ella y le ofreció sus servicios. Tenía casi catorce años cuando murió en la mesa de operaciones de aquel infectó quirófano en aquel sótano inmundo. Era poco más que una niña cuando su cuerpo aún caliente fue arrojado a las cloacas de la ciudad. Camille murió pero el feto no, sin saberlo sin pretenderlo hizo que lo su madre nunca hizo por ella: protegerla, cuidarla pues su cuerpo se convirtió en una especie de crisálida dentro del cual el feto se convirtió en bebé y el bebé en una niña. Nadie puede saber si fueron las sustancias químicas que atiborraron su cuerpo o la obra de un ser superior lo que hizo que esa recién nacida, tras años de gestarse en un cadáver, tuviese el desarrollo de una niña de nueve años no solo físico sino también mental, incluidos los recuerdos de su madre. Además de una terrorífica mutación que hacia que estuviese cualquier cosa menos indefensa. La niña, que nunca tuvo un nombre, nació huérfana fruto del dolor y del sufrimiento de la desesperación y la locura febril de las drogas. Vino al mundo con una insaciable sed de sangre y hambre de venganza y satisfaría esas ansías con gente que se lo mereciera pero también con cualquiera que se cruzase en su camino. Ese era su legado y ese era su destino.
El arquitecto llevaba mucho tiempo en vela revisando los planos una y otra vez en busca de alguna anomalía, de algún defecto en su diseño original mas no encontraba nada. Todos los planos parecían estar en orden, no tenia sentido alguno seguir escudriñándolos pues de haber habido algún error lo habría encontrado ya y era evidente que ahí no radicaba el problema. Era meticuloso, el mejor en su trabajo pero algo no salió según lo previsto y necesitaba saber el porqué pues cometer errores de cálculo no entraba en su vocabulario. No era una mera cuestión de orgullo pues nadie ponla en duda su valía ni tampoco su reputación se vería mermada por este fracaso, no tenía que dar explicaciones a nadie y era consciente de que sus conocimientos no tenían parangón. Se trataba más bien de una cuestión sentimental pues había puesto toda su ilusión en el proyecto, había puesto todo su empeño, toda su pasión y toda su energía que se podría decir que empleo su alma y parte de si mismo en él. Iba a ser su obra maestra y para llevarla a cabo, dedicó la mayor parte de su trayectoria profesional incluso la mayor parte de su vida, casi se podría decir que nació para ello. Era descendiente de un largo linaje de constructores y diseñadores de refutado prestigio, todos autores de grandiosas y magnas obras de ingeniería mas ninguna tan ambiciosa como la suya, ninguna tan ambiciosa y tan compleja, ninguna tan llena de riesgos. Eligió como escenario de su, tan ambicioso, proyecto a un planeta pequeño situado al borde de una galaxia de tamaño mediano y la dotó de enormes océanos de agua salada así como de grandes masas de aguas continentales a las que cubrió de verdes superficies haciéndola, de este modo, idóneas para dotarlas de vida, para hacerlas servir de alojamiento, de hábitat y de fuente de recursos a las criaturas que tenía en mente crear después en ambas áreas: tanto la acuática como la terrestre. Todo iba desrrollándose a la perfección, todo salía según lo previsto y esto ánimo al arquitecto a ir un paso más allá y hacer algo que ninguno de sus colegas osó intentar: Crear una especie superior. Estos seres superiores, que se autodenominaban raza humana, en un principio se sentían agradecidos y afortunados por existir y por estar rodeados de tan sublime y magna obra de ingeniería genética. Sí, en un principio pero a mediad que el tiempo avanzaba y con ello sus conocimientos aumentaban se iban sintiendo demasiados importantes. Se sentían creadores en lugar de creados, se veían a sí mismos cada vez más como diseñadores en lugar de diseños, como arquitectos en vez de como resultados de un plan. Eso los convertía en su mayor triunfo y en su mayor fracaso a la par, pues si su capacidad de evolucionar se mantenía en esa progresión y seguían aumentando en conocimientos podían llegar a descubrir su existencia y sus metodos de trabajo, podían llegar a convertirse en sus iguales y eso era algo muy peligroso pues tener el poder de hacer algo no basta para estar legitimado para ello. Si seguían adquiriendo conocimientos llegarían a convertirse en sus iguales y eso era algo que, sin la menor duda, pondría en peligro tanto su existencia como la de toda su estirpe, algo que podría suponer el principio del fin para los de su casta. Tenía que obrar en consecuencia mientras aún había tiempo: Debía abortar el proyecto. Aún podía hacerlo pulsando las teclas adecuadas el espacio-tiempo se plegaría sobre sí mismo y un enorme agujero negro ocuparía el lugar de lo que antes fue el escenario de su creación. Eso haría desaparecer toda su gran obra... los mares y océanos las plantas y animales y por supuesto a los humanos que sin duda fueron los más difíciles de crear y hacer evolucionar. Acabaría con su obra mas su obra también acabaría con él pues con el trabajo de su vida destruido esta ya no tenía razón de ser. Hizo desaparecer en un momento lo que tardó casi toda su existencia en construir y entonces, solo entonces, pudo volver a dormir y esta vez dormiría mucho, mucho tiempo. De hecho no volvería a despertar jamás pues ya no tenía ninguna motivación para hacerlo. FIN
Miguel "Mike" García estába un poco hastiado y cansado de que nadie en el departamento reconociese su valía. Cada vez que surgía un caso interesante, que pudiera reportarle algo de notoriedad, se lo asignaban a otro o se lo llevaba directamente el FBI, como ese extraño asunto de varias personas asesinadas brutalmente y devoradas de una forma salvaje por algún animal. El hecho de que todas las víctimas hubieran sido acusadas de algún tipo de abusos o delitos de otra índole relacionados con menores indicaban un patrón, no eran víctimas escogidas al azar, además todos ellos habían salido absueltos, pues jamás se pudo demostrar nada, por lo que se podía pensar en un justiciero, un vengador. Debía tratarse de algún psicópata dueño de alguna fiera bien entrenada para realizar sus ejecuciones aunque según el médico forense no existía ningún animal capaz de producir ese tipo de dentelladas, ni por su tamaño ni por su forma. Quizás utilizaba algún instrumento, alguna especie de artilugio para simular un ataque animal o quizás tenía las dos cosas máquinas y animales salvajes y luego estaba el asunto de la última víctima con todos sus órganos succionados a través del recto.. ¿ Como demonios se podía hacer eso ? - Se preguntaba continuamente Mike. Los restos de ADN ( saliva, pelos, piel ) encontrados en todas las víctimas no dejaban lugar a la duda de que la misma persona participó en todos los asesinatos y si el asunto ya no fuera lo bastante misterioso con todo esto los resultados de los análisis eran increíbles. Según la policía científica las muestras de ADN correspondían a algo que era humano y al mismo tiempo no lo era, aunque el detective se perdía con tantos tecnicismos sí que entendía que, por lo visto, pertenecía a un ser humano con una serie mutaciones en su genoma que le alejaban de la humanidad. Un ser único en su genero, una especie única, una nueva clase de depredador decían entusiasmado esas ratas de laboratorio pero para Mike, que no creía ni en OVNIs ni en Monstruos del Lago Ness, la habían cagado mezclando las muestras del asesino y de su mascota: Era las explicación más razonable para él. No tenía asignado el caso pero conocía bien los detalles ya que se le daba bien acceder a bases de datos ajenas, no es que fuese un hacker pero tenía un don para los ordenadores, y en todas las ocasiones había restos orgánicos de las víctimas en las bocas de alcantarillas más cercanas al lugar de los hechos. Sus compañeros de la Policía de Nueva York y el FBI habían peinado el interior de las cloacas sin éxito alguno pero no le extrañaba... Era una zona muy extensa, con escasa iluminación y una superficie farragosa por la que moverse. Así era imposible sorprender a la criatura o a su dueño pues un grupo numeroso de agentes harían ruido solo con moverse y si no la sorprendían huiría puesto que debía conocer muy bien las cloacas. Pero un hombre solo con una pequeña linterna siguiendo su instinto podía tener más suerte que un pequeño ejército y ahí estaba el detective García adentrándose en la negrura con aguas fecales hasta las rodillas.. linterna en mano izquierda y revólver en mano derecha. Mike camina sin pausa mirando en todos los rincones, recorriendo bastantes kilómetros, no sabe cuantos lleva ya pero no piensa parar pues tiene una intuición. Su instinto, que nunca le falló en el pasado, le guía hacia su destino... hacia una criatura agazapada en las sombras , acurrucada en posición fetal sobre unos cartones junto a una de las escaleras de subida a la superfice. No sabía que esperaba encontrar pero desde luego no era eso: una niña de aspecto frágil y desnutrido. En un principio piensa que es una vícitma más del psicópata y su mascota, que la ha secuestrado y ha logrado huir... Sí. eso pensó hasta que la niña se percató de la presencia del agente y se puso en pie. Dejó de ver a una frágil niña que incitaba a ser abrazada y arrullada cuando ésta comienza a correr hacia él, desplazándose encorvada a una velocidad imposible para un bípedo. García amartilla su revolver, con la presteza que le dan los años de experiencia, apunta y dispara pero es difícil, incluso para un buen tirador como él, acertar a un blanco en movimiento, tan pequeño, y que además corre en zig-zag: las balas llegan al lugar donde había estado una milésima de segundo tarde. Cuando aprieta el gatillo por quinta vez la pequeña impacta contra su pecho con manos y pies con toda la fuerza del impulso que había tomado en su veloz carrera. El hombre pesa 90 Kg pero la fuerza del choque le derriba contra el suelo cubierto de lodo y todo sucede en segundos...el verla, los disparos, el impacto. Tan rápido que no puede ver la transformación de la cara de la mocosa en ese arma que tanto le intrigaba, solo ve esos cuchillos nacarados, saliendo de esa hace unos instantes cara angelical, clavándose en su pecho. El chaleco de kevlar le salva de una muerta segura pero no de que tres costillas se le quiebren por la temible fuerza de la dentellada aunque si le proporciona unos segundos preciosos para apoyar su arma en la cabeza de su atacante. Solo queda una bala en el tambor, solo tiene munición y fuerza para efectuar un único disparo a quemarropa y ruega que eso sea suficiente... Aprieta el gatillo y tras la detonación algo parecido a masa encefálica cae sobre su cara, una larga lengua afilada, restallando como un látigo, le arranca la nariz en los últimos estertores de vida de aquella criatura y su cadáver resta inerte sobre él. El detective Mike García no piensa ni en el dolor de sus costillas ni el de su nariz sino que piensa en ¿ que pudo dar origen a ese ser ? y sobre todo piensa en que mutante o no, asesina despiadada o no, acaba de matar a una niña. Pero sabe que ha cumplido con su deber que ha hecho lo que tenía que hacer, lo que mejor sabe hacer: caso cerrado. FIN
La sra. Parks tenía una gran dedicación a las tareas del hogar, no es que le gustaran demasiado sino que padecía más bien un trastorno compulsivo por el orden y la limpieza. Solía pasar gran parte de su tiempo fregando hasta dejar reluciente la cocina, el baño, el comedor, los dormitorios y en especial el quirófano instalado en el sótano de su casa, en el cual ayudaba a su marido a practicar abortos ilegales a adolescentes tan temerosas de la bronca paterna que no dudaban en gastar sus ahorros y arriesgar su salud para evitarla . El Sr. Parks no era médico ni siquiera enfermero sino carnicero en el mercado de la 5ª avenida. Sus rudimentarios conocimientos en dicha materia eran heredados de su madre abortista por vocación y le servían para engordar su cuenta corriente. No era un mal negocio ni era tan arriesgado como se podría pensar pues cuando algo salía mal y la chica se desangraba hasta morir la dejaban en una cuneta sabedores de que nadie conocía la existencia de ese quirófano clandestino. No tenían demasiado miedo que les cogieran pues la policía buscaba, en estos casos, personas con conocimientos médicos no a un carnicero y a su abyecta esposa y si la operación salia bien contaban con la discreción de la chica pese a que en muchos casos quedaban estériles de por vida: " Deberíamos cobrarles un plus por hacerles ese favor, por el dinero que se ahorraran en futuros abortos y dinero que dejamos de ganar nosotros " Solía comentar con su marido en dichos supuestos, el cual se reía ante la desmesurada ambición de su esposa aunque no le faltaba razón pensaba para sí. La Sra. Parks descansa en el sofá leyendo el New York Times pensando que el mundo ya no es lo que era, que todo se va a la mierda: asesinatos, guerras a pequeña escala por todos los lugares del mundo, atentados terroristas e incluso un funcionario de correos, o lo poco que quedaba de él, hallado en su cama a pocas manzanas de allí devorado por una criatura desconocida. Su descanso y sus meditaciones se ven interrumpidas por un gemido que parece venir del sótano lo que la impulsa a tirar el diario y ponerse en pie de un salto como movida por un resorte. Se arma con un rifle de caza y baja con cuidado pero con diligencia esperando encontrar algún animal que ha errado gravemente al escoger su casa para invadirla. Espera encontrar un mapache o un gato, incluso una ardilla pero desde luego no esperaba encontrar una niña pelirroja de ojos almendrados, sentada en la mesa de operaciones, mirándola sin ninguna muestra de temor. Esta casi desnuda, apenas cubierta con algunos harapos, por lo que piensa en primera instancia que se trata de alguna cliente pero no aparenta más de diez años y no ha oído el coche de su marido llegar. Su blanca piel está llena de churretes y huele a cloaca por lo que piensa que se habrá colado por el conducto de ventilación o algún desagüe: - ¿ Qué haces aquí, pequeñaja ? ¿ Te has escapado de casa, alguien te busca ? - Tengo hambre, mucha hambre.. ¡ Necesito comer ya ! - Respondió la niña. - ¿ Ah, sí ? Pues tengo noticias para ti mocosa en esta casa nada es gratis, tendrás que ganarte el pan pero no te preocupes conozco a un par de tipos que pagarían una buena suma por desflorar a una pecosa como tú. La sra. Parks se aproximó a ella, dejando el arma contra la pared, para examinar bien la mercancía.. cuanto más guapa fuera más dinero sacaría. Le aparta la desgarbada melena para poder ver su rostro mas solo ve una boca descomunal que le ocupa casi toda la cara y se asemeja a un triturador de basuras gigantesco. En cuestión de segundos el pecho izquierdo de la mujer es arrancado, en su totalidad, de un mordisco y apenas ha empezado a gritar de agonía cuando le es arrancado el derecho. Mareada y a punto de entrar en estado de shock se deja caer hacía atrás consciente de que la abundante pérdida de sangre le hará perder la consciencia en breve. Esa maniobra le permite caer cerca de la pared para poder asir el rifle que pensó que no necesitaría y desde el suelo efectúa varios disparos que yerran en el blanco. Al bajarse de la mesa la niña cae sobre sus manos y pies de un salto de dos metros salva la distancia que le separa de la mujer cayendo sobre el cuerpo empapado en sangre de su presa con la velocidad de un guepardo. La sra. Parks ha tenido la suerte de perder el conocimiento y no siente como esos dientes como cuchillos le trituran la cara y una lengua parecida a un tentáculo carmesí con ventosas en su punta le saca los ojos de sus cuencas, le arranca las orejas y los labios y sigue devorando y devorando... Poco después Patricia Ellen Parks ya no tiene vida y la pequeña bestia de aspecto infantil ya no tiene hambre... aunque volverá a comer en breve. Fin del capítulo dos