jueves, 22 de agosto de 2013

Su mejor actuación


     Patricia conducía por la casi desierta carretera tarareando una de sus canciones.
  Era  cantante de orquesta y la habían contratado, junto a sus compañeros, para actuar en una boda de alto copete.
  Sus compañeros músicos salieron antes que ella hacia el lugar del evento pues ella tenía algunos asuntos que terminar antes de partir, concretamente revisar y puntuar exámenes.

     Algún día esperaba ganarse la vida con su voz pero de momento daba clases de música e idiomas a niños para poder pagar las facturas.  
  Algún día se dedicaría en cuerpo y alma a su gran pasión y llenaría pabellones, plazas de toros e incluso estadios olímpicos pero por ahora era feliz actuando en pequeños locales, escenarios de ferias rurales y salones de boda.
  Corrían malos tiempos para la lírica y cada ocasión de actuar frente al público era un bendición para ella, tenía los pies en el suelo y era sabedora de que la carrera al estrellato era ardua y muchos se quedaban en el camino pero ella no se rendiría jamás, a sus 23 años sabía que tenía mucho tiempo por delante y era inasequible al desaliento.

     Llegó a su destino y aparcó su auto, junto a la furgoneta de su grupo, en el lugar que les habían reservado los organizadores del evento aunque se sorprendió de que ni estos ni sus compañeros salieran a recibirla.
  No se paró a pensar en eso sino que sacó su maleta, en la que portaba sus vestidos y demás parafernalia para actuar, y se dirigió a la entrada trasera por la que suelen entrar los artistas en estos casos. 
  Llamó al timbre pero no hubo respuesta alguna por lo que asió su móvil para llamar a alguno de sus compañeros mas no llegó a marcar ningún número... La puerta se abrió de par en par pese a no haber nadie al otro lado.
  
       Patricia entró con alguna reticencia, si estuviese en una peli de terror pensaría que se encaminaba a una trampa segura pero era la vida real y no esperaba encontrarse zombis o psicópatas con máscaras de hockey y moto-sierras esperándola al final del apenas iluminado pasillo. 
  Aun así, algo extraño estaba pasando: ¿ Dónde estaban sus compañeros ? Era ya cerca de la medianoche pero jamás se hubieran ido a dormir sin asegurarse de que había llegado bien y ¿ Dónde estaba el dueño del local o el relaciones públicas o al menos el vigilante nocturno ? 
  No era su cumpleaños ni el aniversario de nada por lo que la posibilidad de un recibimiento sorpresa no era viable.

     - ¿¡ Hola !? ¿¡ Hay alguien ahí !?  - Inquirió con voz trémula mas no hubo más respuesta que el silencio, el único sonido que percibía era el de los tacones de sus zapatos al caminar cada vez más deprisa. 
  Solo las luces de emergencia iluminaban el camino hasta el salón de actos y allí un foco dirigido hacia el centro del escenario era la única luz de la estancia, de hecho era la única luz de todo el interior del edificio... 
  Patricia empezaba a sentir miedo pero su profesionalidad se imponía ante todo así que se subió al escenario y tras comprobar que funcionaba el sistema de sonido comenzó a aclarar la voz para ponerse a cantar...
  " Dos culpables para una mentira " fue el tema que eligió, pues era uno de los que más le gustaban y más éxito tenían en sus actuaciones, esperaba tranquilizarse un poco cantando a capela pero nada más entonar las primeras estrofas percibió movimiento...

     Desde las salidas de emergencia, en dirección hacia el escenario, figuras humanas se acercaban caminando despacio y en silencio. Eran al menos una veintena todos parecían hombres, todos eran altos y delgados.
  Se detuvieron al pie de la tarima y la artista siguió cantando ahora con más fuerza y pasión que nunca pues tenía público y aunque sus intenciones fuesen hacerle daño, quizás, ella nunca siempre lo daba todo ante su publico, fuese el que fuese.
  Los extraños no hicieron ademán de subir al escenario sino que se se quedaron al pie de este escuchando atentamente y  al estar tan cerca de la luz, aunque sin que les tocara, la artista pudo vislumbrar sus rasgos faciales en parte.
  Pudo ver sus enormes ojos de grandes pupilas sin iris, sus faces totalmente exentas de color no que que fuesen pálidos es que su piel era casi transparente como la de los peces abisales, criaturas que nunca han recibido un solo rayo de sol. 
  Y sobretodo, pudo ver sus dentaduras sobresaliendo de sus bocas entreabiertas con sus enormes y afilados colmillos amenazándola...

     Ella seguía sin creer en zombis ni criaturas del más allá pero tenían toda la pinta de ser vampiros los que le ejercían de público esa noche, sin embargo lo más desconcertante fue lo que ocurrió a continuación  los ojos sin pupilas de esos seres casi mostraron una emoción, casi parecían tener ganas de llorar como si por primera vez en toda su existencia hubiera algo que les hiciera sentir mejor que matar, que saborear la sangre de personas, como si algo les recordase lo que era disfrutar de los placeres de estar vivo, placeres como la música.
  Mientras Patricia seguía cantando con toda la pasión de la que era capaz, y era capaz de mucha, los seres nocturnos se miraron unos a otros y sin intercambiar una palabra se movieron, de forma disciplinada, dejando una vía libre desde el escenario hasta la salida al exterior.

     Patricia entendió la situación al momento: Solo tenía una oportunidad de salvarse y la iba a aprovechar...se quitó los zapatos de tacón alto, saltó del escenario y echo a correr.
  Mientras corría el alivio por su inminente libertad se mezclaba con un profundo pesar pues su corazón le decía que sus compañeros no habían corrido la misma suerte.
  Corrió hasta estar fuera del local, hasta llegar al coche, lo puso en marcha y salió lo más rápido que pudo conduciendo hacia un nuevo amanecer mientras su mente aún no terminaba de asimilar lo que acababa de pasar.
  No podía creer en vampiros ni muchos menos en vampiros melómanos por lo que pensaba que quizás se trataba de una secta de asesinos que se disfrazaban para causar aún más pavor a sus víctimas antes de matarlas.. De cualquier modo lo que de verdad importaba era que les había vencido con su mayor y única arma: su voz.
  Nunca sabría si fue el timbre de su voz, la apasionada interpretación, la elección de la canción o una amalgama de todo ello lo que la salvó mas fuese lo que fuese su sueño de ganarse la vida con su arte acababa de cumplirse:
  Estaba viva por hecho la mejor actuación de su vida.



                                                  FIN
  




   Sigue a @patrigarcia21 @CFansPatriciaG en Twitter y en Facebook: PatrciaGarciaMusic y ClubDeFansDeDiamantesDePatriciaGarcia.ç




No hay comentarios:

Publicar un comentario