domingo, 23 de junio de 2013

WS-37

 María miraba la pantalla de su proyector holográfico con cierto pesar. 
Veía un documental sobre flora y fauna terrestre. Le entristecía sobremanera saber que nunca podría acariciar un animal ni oler una flor. 
Nació en la posguerra nuclear, tras el conflicto atómico entre E.E.U.U y sus aliados de la OTAN contra el Eje Rojo, el cual era liderado por Rusia Oriental, China y Corea del Norte.

  Era uno de los pocos habitantes del planeta que había sobrevivido  a la radiación sin malformaciones ni mutaciones. Era una de las escasas ciudadanas de la Unión Suramericana de Naciones que había nacido, crecido y madurado en un búnquer, a tres kilómetros bajo tierra. Nunca conoció a su padre que falleció víctima de los primeros ataques. Era coronel del ejército de la USN por lo que tenía acceso a información privilegiada. Eso le permitió adelantarse a los acontecimientos y construir un refugio totalmente automatizado y autosuficiente que mantendría a salvo a su familia, mas no pudo llegar a tiempo a refugiarse en él.
 La madre de María murió cuando era pequeña víctima de cáncer de esófago, a pesar de los cuidados y conocimientos médicos de WS-37. Nunca había tocado, ni abrazado ni besado a un ser vivo desde entonces y ya ni si quiera recordaba su tacto, su olor, su sonrisa..

  WS-37 era un robot de asistencia personal de la clase Delta*5, de segunda generación. Antropomorfo y multifuncional, fabricado con una aleación de cromo-vanadio.
 Tenía conocimientos de medicina, psicología, fisioterapia, matemáticas, ingeniería, cocina, etc...
 Estaba preparado para atender todas las necesidades de su protegida. Excepto una: no podía hacerle el amor. No podía satisfacerla romántica ni sexualmente.
 Eso atormentaba a WS-37 pues, a pesar de no ser una función que tuviera o pudiera realizar, se había enamorado perdidamente de María.
 Sus conocimientos de la anatomía humana le hubieran permitido ser un gran amante de haber estado dotado de pene, de haber dispuesto de labios, de lengua. de haber tenido piel de látex cubriendo sus dedos de frío metal.
 Pero no era así. ¿ Cómo podría hablarle de amor cuando ni si quiera la podia besar ?

  Algunas noches, usando su visión termográfica  pudo ver a María masturbarse, acariciando su clítoris, suave y rítmicamente.
 Pudo oír sus gemidos de placer aumentando, progresivamente, en intensidad a medida que se acercaba el momento del clímax.
  Otras veces, se tocaba mientras se duchaba, se introducía un consolador ( único legado de su madre ) o sus propios dedos previamente lubricados con aceite corporal. 
 María tenía 31 años, biológicamente no era virgen, pero nunca había yacido con otro ser humano.

  Cuando ella satisfacía sus apetencias carnales, su fiel robot permanecía a su lado, junto a la cama o junto a la ducha. María no pensó en ningún momento que sus jadeos, su boca entreabierta, su lengua mojando sus labios, la humedad desbordante de su vagina, el endurecimiento de sus pezones.. le produjesen el más mínimo efecto a WS-37.
 Al fin y al cabo, no estaba programado para ello. Era un aparato electrónico más, una máquina incapaz de albergar sentimientos ni sentir ningún tipo de atracción sexual.
 Desgraciadamente, para ambos, se equivocaba. 

  Él tenía esos sentimientos , su amor y su lujuria no dejaban de aumentar hasta convertirse en obsesión y con ellos su sensación de impotencia.
 Impotencia y frustración que le llevarían a acercarse a su cama mientras ella dormía plácidamente y sujetar su cabeza con ambas manos. Casi parecía que iba a arrullarla pero en vez de eso giró bruscamente su delicado cuello lo partió como una ramita en una tormenta.
  María no sufrió. no se despertó en ningún momento. Murió mientras soñaba que cabalga desnuda a lomos de un caballo zaino por verdes praderas. Acompañada por un hombre, también desnudo que la abrazaba y le rozaba ano y glúteos con sus testículos y su verga erecta. El momento de su muerte fue más feliz que toda su existencia.

  WS-37 había matado a la niña que ayudó a criar, a la adolescente que educó, a la joven que amó y a la única mujer que deseó. Mas no experimentaba ningún sentimiento de culpa ni de arrepentimiento. No sentía tristeza ni añoranza...
 Al fin y al cabo, no estaba programado para ello.

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